En Lahore, Pakistán, Aasiya Bibi, una mujer musulmana, fue condenada a cadena perpetua al ser hallada culpable de quemar páginas del Corán, el libro sagrado del Islam. Este juicio, que se extendió por casi tres años desde su arresto en 2021, es un ejemplo más de las rigurosas leyes religiosas bajo las que viven millones de personas en Medio Oriente.
Organizaciones de derechos humanos han criticado estas leyes, argumentando que se utilizan para perseguir a minorías y resolver conflictos personales. Paralelamente, otro juicio reciente en Gujranwala resultó en la condena a mu3rt3 de un estudiante de 22 años por insultar al profeta Mahoma.
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